La palabra Coaching, en nuestra sociedad, cada vez se escucha con más frecuencia. Pero, ¿todos sabemos lo qué es?, ¿sabes qué tipos hay?, ¿cómo afecta en las habilidades mentales?, ¿a quién va dirigido?, ¿qué tipos de Coaching hay? A través de este post trataré de contestar a todas estas preguntas, además de esclarecer en que consiste un proceso de Coaching, concretamente Coaching para deportistas.
En primer lugar, para llegar a entender la magnitud de esta materia, nos tenemos que remontar a sus orígenes históricos. Sus inicios son algo difusos, pero es probable que el primer coach, aun si saberlo él mismo, fuese Sócrates en el año 400 a.C., ya que la metodología de Coaching se basa en la “mayéutica socrática”, la cual tiene como principio fundamental el autoconocimiento de sus debilidades y sus fortalezas. A la mítica frase, “solo sé que no se nada”, saber que no sabes nada es un punto de partida del propio autoconocimiento, el cual es imprescindible para una buena práctica de Coaching. Por consiguiente, Platón fue otro de los filósofos influyentes en este campo. Los es, porque a través de sus preguntas y sus extensos diálogos, realizaba unas primeras y primitivas sesiones de Coaching donde conseguía destapar el autoconocimiento de sus pupilos.
A grandes rasgos, una vez entendido el punto de partida del Coaching, la evolución de nuestra sociedad ha hecho el resto. Es en los años 90 del siglo pasado en EE. UU. cuando se consolidó cómo una práctica reconocida, siendo así una disciplina profesional.
Pero, ¿qué es o de que se trata hacer Coaching? Durante nuestra vida, nos encontramos en situaciones complicadas, momentos cruciales, obstáculos, retos, etc. los cuales pueden dibujar nuestro destino, requiriendo así, de nuestro 100% para lograr el éxito. El problema aparece cuando no somos conscientes de nuestros límites y/o fortalezas. Es entonces cuando el papel del Coach va a ser crucial para desbloquear nuestro potencial y maximizar nuestro propio rendimiento. El Coaching es una disciplina orientada a trabajar con las personas y para las personas con la finalidad de que logren resultados en sus vidas por sí mismo. Debo darle especial importancia a “por sí mismo”, ya que el coach te va a ayudar a aprender en vez de enseñarte. Hacer Coaching no te da soluciones, ni superpoderes, sino que te va a dar las herramientas para que tú, de forma autónoma, seas capaz de liberar tu mejor “yo”.
Son muchos los ámbitos en los que puedes llegar a mejorar, ya sea individual o grupalmente, ya que el Coaching dispone de una gran variedad de disciplinas, todas ellas de gran relevancia. Según el contenido o el área de trabajo nos encontramos con el Coaching personal, el organizacional y el deportivo. Por otro lado, en función del método empleado podemos trabajar con Coaching ontológico, sistémico, con inteligencia emocional, el coercitivo, cognitivo y el Coaching PNL. En mi caso, este último me parece de gran utilidad para complementar cualquier tipo de sesión de coaching, ya que las herramientas que se dispone en la PNL, son de gran impacto para cualquier uso.
A poco que entendamos algo de idiomas, todos sabemos que la palabra “Coach”, es un término de origen inglés, el cual significa entrenador. El objetivo de este, es el de acompañar de manera sistemática al jugador en el terreno de juego y entrenamientos, con el propósito de propiciar su crecimiento y desarrollo, así como el logro de las metas personales y del equipo al que pertenece. Ahora bien, el papel del Coach dentro de la disciplina del Coaching Deportivo, partiendo de unas mismas bases, tiene unas particularidades diferentes. Siendo así, por obvio que parezca, la persona que se encargue de conducir a su pupilo, a través de sus sesiones, hasta el éxito y con ello lograr los objetivos marcados. Los cuales, deben estar bien claros y bien desarrollados con la supervisión de este.
¿Y cuáles son los principales protagonistas en el Coaching Deportivo? En primer lugar, están los deportistas, ya sea uno de forma individual, grupal o bien la de un equipo entero; por otro lado, nos encontramos con los entrenadores y personal del “staff” técnico; los padres en etapas formativas también son muy importantes; y por último las instituciones que rodean al deporte, ya sea clubs, escuelas o federaciones. Todos ellos, pueden ser trabajados con Coaching.
Ya entrando en materia, dada la basta información que rodea al Coaching Deportivo y todos sus componentes, podremos entender mejor en que consiste este proceso si nos centramos en el desempeño de los deportistas. El desarrollo de este, se inicia con una primera fase, la cual nombro como fase “rompe hielo”. En ella, Coach y Coachee (paciente), estarán conversando de forma distendida, dando lugar a opiniones, prejuicios e intencionalidad de dichas sesiones. A través de ello, es importante generar un buen “Rapport”, o conexión entre ambos. La habilidad del Coach es determinante, ya que sin esta fase es muy difícil, posteriormente, extraer toda la información necesaria para aposentar las bases del proceso.
Dicha información se basa en los 4 pilares fundamentales dentro del Coaching Deportivo. Un porcentaje muy grande de alcanzar nuestras metas se basará en estas cuatro patas: La técnica, el físico, táctica y psicología. Todas ellas son atacadas con el Coaching Deportivo. Para valorar dichos puntos, la información debe ser extraída de la competición. La mejor forma de cuantificar la evolución será siempre a través de los resultados compitiendo. Cualquier trabajo que realicemos irá siempre encaminado a competir mejor, y con ello a la consecución de resultados.
Es importante desgranar dichos pilares y saber de qué forma son tratados en esta práctica. En primer lugar, nos encontramos con la técnica. En ella, se trabaja el dominio del esquema corporal, el nivel de activación de las conexiones neuromusculares y en consiguiente una adecuada visualización de los gestos técnicos de su deporte. En segundo lugar, en el pilar físico se aprende a dominar la respiración completa, sensibilizarse al nivel de tensión de cada parte del cuerpo y se entrena el manejo fluido del foco de atención para aumentar el umbral de sufrimiento. En cuanto a la parte táctica, se analizan las decisiones tomadas en competiciones previas y sus consecuencias para así reducir el tiempo en la toma de decisión. Y, por último, el aspecto psicológico, en el cual se engloba un gran número de detalles a controlar cómo la recuperación ante el error, control de estrés, mantenimiento de la concentración, etc.
Pre competición, momentos compitiendo, post competición, rutinas, hábitos… deben ser estudiados minuciosamente y posteriormente trabajados con el Coach. Solo de este modo podemos llegar a encontrar nuestro nivel de activación óptimo, la rutina perfecta para lograr resultados, el control de la motivación, control del miedo, y un largo etcétera de detalles que hacen liberar todo nuestro potencial haciéndonos llegar a la “excelencia”. Todo ello se puede conseguir, gracias al Coaching deportivo.